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Veteranos en Aprietos: La Lucha Por un Aliado en el Representante Juan Ciscomani
El veterano de la Marina, Alex Murillo, ha enfrentado numerosos desafíos en su vida tras su servicio. Diagnostico con trastorno de estrés postraumático, recurrió al alcohol y a la marihuana como formas de automedicarse. Esto lo llevó a un trágico desenlace: fue arrestado por posesión de una gran cantidad de marihuana, cumplió su condena en una prisión federal, pero en lugar de regresar a casa con su familia, fue deportado.
A Murillo le fue negada la ciudadanía a pesar de haber servido en el ejército, ya que fue traído a los Estados Unidos de niño. Pasó 11 años en el exilio, hasta que en 2022, un programa de la administración de Biden le permitió regresar a Arizona, enfocándose en veteranos no ciudadanos deportados por delitos no violentos.
En su país natal, la situación de sus compañeros veteranos continúa siendo precaria. Muchos siguen atrapados en el exilio, lo que llevó a Murillo a buscar apoyo en el Congreso. Se reunió con el equipo del representante Juan Ciscomani en abril, esperanzado de que su experiencia como inmigrante y su rol en el Comité de Asuntos de Veteranos impulsara su apoyo a la Ley de Reconocimiento del Servicio de Veteranos de 2023, o HR 4569. Este proyecto busca ofrecer una vía de retorno y protección para los veteranos deportados.
Sin embargo, la respuesta de Ciscomani fue decepcionante. Aunque su equipo finalmente informó que no apoyaba la legislación por motivos de seguridad, se mostró dispuesto a trabajar en el asunto en el futuro. Murillo expresó su frustración: “Si él dice que trabaja por nosotros, aquí estamos, un grupo de veteranos que necesita ayuda.”
La historia de Murillo es un reflejo de las experiencias de muchos inmigrantes indocumentados. Traído a Estados Unidos de niño, se enlistó en la Marina para hacer sentir orgullosa a su familia. Después de un servicio de cuatro años, el estrés postraumático lo llevó a tomar decisiones que culminaron en su arresto y eventual deportación, dejando atrás a su familia en un sistema de cuidado de crianza.
Durante su tiempo en México, Murillo luchó con la adaptación cultural, aprendió español y descubrió una comunidad de veteranos deportados. A pesar de su éxodo, logró mantenerse motivado entrenando a jóvenes en fútbol, aunque sufrió la separación de sus hijos. La legalización de la marihuana en los Estados Unidos fue un golpe duro para él, viendo cómo su país se beneficiaba de algo que lo había exiliado.
Murillo, que finalmente regresó a los Estados Unidos y ahora es residente permanente, ha asumido un papel en la defensa de otros veteranos deportados. Se ha involucrado en esfuerzos de cabildeo para expandir el programa que facilitó su regreso. Sin embargo, está preocupado por la situación de aquellos que aún se encuentran en el exilio, recordando la conexión emocional que tiene con ellos.
La administración de Biden ha dado pasos hacia la reintegración de veteranos deportados, pero la solución a largo plazo aún está pendiente. La Ley de Reconocimiento del Servicio de Veteranos, presentada por el representante Mark Takano, no ha avanzado en el Congreso, enfrentando resistencia bipartidista, lo que deja a muchos veteranos en una situación de incertidumbre.
Mientras las elecciones se acercan, el futuro del apoyo legislativo a estos veteranos sigue siendo incierto. Murillo está decidido a seguir contando su historia, convencido de que la concientización puede movilizar a la opinión pública y llevar a más veteranos de regreso a casa. “Aún hay muchos estadounidenses que no saben que América ha deportado a sus veteranos,” concluyó, enfatizando la importancia de visibilizar esta problemática.